Microrrelato: El castillo de Eolo
(2057). Experimento del Ministerio Español de Viajes Interdimensionales. Sujetos: dos varones tardomedievales (los llamaremos Quijote y Sancho, por privacidad). Pasean a caballo por un biocarril urbano. Sancho (cuarta jornada en el futuro). Quijote (recién llegado).
¿Ventas?, por todos lados, señor -comentaba el escudero. Sirven viandas y bebidas que parecen emanar de una alberca helada. Es cosa del mismísimo Melitón.
Y las nobles familias, ¿dónde moran? -preguntaba Quijote. Visitemos a alguna -sugería.
Le confieso que los lugareños con los que hablé –explicaba apesadumbrado Sancho- llaman palacio a cualquier humilde morada con dos aposentos. Se pregonan con pergaminos por todas partes: “coqueto”, “exterior”, “luminoso”…
O el castillo más cercano, ¿por dónde cae, querido amigo? –insistía el hidalgo
El único que encontré, créame, -aclaraba Sancho resignado- lo vi en la tarde de anteayer. Mientras se le insuflaba aire, cual Eolo enfurecido, una mole flexible crecía, que parecía al gigante Briareo, y allí se divertían, dando brincos, los infantes del lugar. Cuatro maravedís por criatura. Acabada la jornada, como res sin vísceras ni osamenta, que a su lado el de Benquerencia de la Serena parecía de estreno, lo plegaban y guardaban.¡Válgame Dios!, espetó Quijote. Continuemos.
Autor: Juan Luis Ramírez Cayuela, de Mairena de Aljarafe (Sevilla)
Escucha el microrrelato
Fotografía de Arte en Ruinas, bajo licencia CC BY-NC-ND 4.0
Música: Castles in the Sky de Scott Buckley bajo licencia CC BY 4.0